“Querida bicicleta, no debo llamarte bici, eras verde, como tantas de tu generación, no sé por qué. Es un placer encontrarte de nuevo. Describirte en toda tu extensión es un placer. Tenías una pequeña corneta roja en lugar de la campanilla de moda en tus días. Tocar esa corneta era para mí un real placer, casi un vicio”.
Samuel Beckett
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