El maestro del suspense en 1972; su musa, y después princesa,
en la década de los cincuenta, James Dean o Shirley Temple. Todos en bici.
Evocador. Rides a Bike publica, dos o tres veces por semana, una imagen de
algún mito en bicicleta. No militaban en una causa ni peleaban por usarla.
Estética pura y dura pero contundente, con fuerza inspiradora. Se podrían usar,
sin problemas, para realizar anuncios de promoción de la bicicleta; para
mostrar que cualquiera puede sentir un día la llamada de los pedales. Y una vez
que empieza, la gente no suele parar.
La semana pasada mi bicicleta inspiró a tres amigos. Ninguno
de ellos pudo resistir montarse en ella. A Muriel la tuve que llevar. “¡Hace
años que no hago esto!”, exclamó Javier mientras pedaleaba. A pesar de que
perdía el equilibrio y se tambaleaba un poco, cuando coincidí con él, un par de
días después, volvió a pedirme la bicicleta. Ya pedaleaba mucho más seguro y me
confesó que estaba pensando en recuperar la costumbre y atreverse con la
ciudad. Poco a poco. Si más gente recorriera Madrid en bici, pasear por el
centro no implicaría tragarse tantas partículas, nitrógeno y gases. Los ex
fumadores no tienen mono en Madrid porque recorrer la Castellana equivale casi
a fumarse una cajetilla de Ducados. La polución en la capital tiene un toque
hitchcockiano: como es intangible acaba siendo un Mcguffin que destapa una
trama de engaños protagonizada por el Ayuntamiento y unas estaciones de
medición cambiadas sutilmente de sitio. La bici también tiene un toque Hitchcock.
Como en La ventana indiscreta, es el lugar perfecto para ser espectador de la
ciudad, curiosear por sus calles y desentrañar sus misterios. Desde el sillín,
por ejemplo, me he dado cuenta de que los días empiezan a ser más largos, ¿no?
León Pablo, "El 'mcguffin' de los pedales", I Love Bicis, El País. España.
Vía: http://blogs.elpais.com/love-bicis/2011/02/el-mcguffin-de-los-pedales.html
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